Hoy en día, la batería es probablemente el miembro más conocido de la familia Schlagwerk. En su forma básica, consta de bombo, caja, hi-hat, tomtoms y platillos, y es indispensable en todos los grupos.

Junto con otros miembros del grupo, como el bajista, el batería forma la sección rítmica y marca el ritmo. Porque cuando la sección rítmica toca bien, los pies del oyente empiezan a zapatear y dan ganas de bailar.

La percusión también es necesaria en la orquesta sinfónica, y no sólo los cuatro grandes timbales, que son difíciles de pasar por alto. En el siglo XVIII se añadieron el bombo, los platillos y el triángulo, y más tarde el redoblante y el xilófono.

Los compositores del siglo XX, en particular, integraron en sus obras diversos instrumentos de percusión, como campanas tubulares, cascabeles y el glockenspiel. Incluso se utilizan de vez en cuando bocinas de coche, silbatos y sonajeros. Y si se pierde en sus pensamientos mientras escucha, volverá a la rutina cuando suenen los platillos.

El vibráfono y la marimba son instrumentos de percusión muy especiales. Ambos se parecen a un glockenspiel gigante: uno con barras de metal y el otro con barras de madera.

Ambos instrumentos se tocan con gran virtuosismo, ya que no sólo producen ritmos, sino también melodías y armonías.

Congas, bongos, timbales y maracas son algunos de los muchos instrumentos de percusión internacionales que se han convertido en parte integrante de la práctica musical actual.

Son extremadamente versátiles: se utilizan tanto en la práctica musical elemental como en la música de concierto.